Estrategias nutricionales para la prevención de preeclampsia / Adriana Martínez Cuarenta

Por: Colaborador(es): Tipo de material: TextoTextoDetalles de publicación: Ciudad de México : El Autor, 2023Descripción: 138 páginasTema(s): Recursos en línea: Nota de disertación: Proyecto de titulación (Maestría en Nutrición Clínica) -- Escuela de Salud Pública de México. INSP, 2023 Resumen: La preeclampsia es un trastorno hipertensivo, multisistémico y progresivo del embarazo, asociado con un estado de hipertensión que aparece de novo y con mayor frecuencia después de la semana 20 de gestación y al término del embarazo (1). Esta afectación multiorgánica tiene como principal sintomatología la hipertensión, proteinuria, disfunción orgánica y complicaciones neurológicas, hematológicas, placentarias y la restricción del crecimiento fetal. Los mecanismos fisiopatológicos de la preeclampsia se asocian con la disfunción sistémica vascular, los cuales se relacionan con factores antiangiogénicos placentarios (2–4). Entre los criterios diagnósticos se encuentran la presencia de presión sistólica (PS) de 140 mmHg o diastólica (PD) de 90 mmHg en 2 o más ocasiones posteriores a las 20 SDG, o 160 mmHg de PS o 110 mmHg PD, proteinuria, trombocitopenia, insuficiencia renal, función hepática comprometida, edema pulmonar o, aparición de cefalea (1). La preeclampsia es una complicación presente en 3 a 5% de los embarazos a nivel mundial, y es una de las principales causas de morbimortalidad materna y neonatal (5). En México, la preeclampsia es la principal causa de muerte por complicaciones del embarazo, ocasiona alrededor del 30% de las muertes maternas (6,7). Las complicaciones maternas de la preeclampsia a largo plazo incluyen el desarrollo de enfermedades crónicas y enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedad renal (2,8). Y complicaciones relacionadas con la salud fetal como nacimiento pretérmino y restricción de crecimiento intrauterino (9). El tratamiento médico de la hipertensión grave incluye el uso de fármacos antihipertensivos, así como el uso de sulfato de magnesio para la prevención de convulsiones en mujeres con alto riesgo de eclampsia (1). Los principales factores de riesgo para el desarrollo de preeclampsia son la hipertensión crónica, presencia de diabetes tipo 1 o 2, enfermedad renal, enfermedad autoinmune, antecedentes de preeclampsia, y embarazo múltiple. Otros factores de riesgo moderados son el índice de masa corporal (IMC) >30 kg/m2, nuliparidad, historia familiar de preeclampsia, más de 10 años de periodo intergenésico, >35 años de edad materna, previas complicaciones obstétricas, y nivel socioeconómico bajo (1,10). La mayoría de los casos y muertes por preeclampsia pueden ser prevenibles con una atención médico nutricional oportuna y efectiva. Entre los Objetivos del Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas figuran la mejora de la salud en el embarazo, por tanto, resulta crucial dentro del papel del nutriólogo describir y aplicar estrategias nutricionales para la prevención de preeclampsia. La nutrición juega un papel clave en la prevención y desarrollo de preeclampsia. Se han documentado problemas nutricios previos al embarazo que pueden aumentar el riesgo de preeclampsia, como lo es el consumo de un patrón de alimentación con exceso de grasas saturadas y azúcares añadidos. La obesidad pregestacional, la dislipidemia y alteraciones en el metabolismo de la glucosa, así como el sedentarismo son problemas nutricionales que se han asociado con el desarrollo de preeclampsia. Durante el embarazo también se han reportado en la literatura problemas nutricios que se asocian con mayor riesgo de preeclampsia como el consumo de un patrón de alimentación con exceso de grasas saturadas, trans y azúcares añadidos e ingestión insuficiente de fibra y omega 3. El estado de hiperglucemia (asociado a la diabetes gestacional), la tasa de ganancia de peso excesiva, así como la deficiencia de vitamina D y calcio se han asociado a mayor riesgo de preeclampsia. Las vitaminas y nutrimentos que participan en el metabolismo de la homocisteína como la vitamina B12, la vitamina B6, la colina y el folato también se han relacionado con mayor riesgo de preeclampsia. En este contexto, se presenta un caso de paciente femenino de 30 años con diagnóstico de 12 semanas de gestación (SDG), embarazo gemelar iterativa que acude al Instituto Nacional de Perinatología. En la evaluación inicial reporta un peso pregestacional de 57 kg, e IMC de 23.2 kg/m2. Con peso actual de 53.2 kg, y pérdida de peso >6% en 12 semanas por hiperémesis. No se reportan valores bioquímicos alterados para el primer trimestre de embrazo. En el dominio clínico, se reporta un embarazo gemelar bicorial y biamniótico con adecuada circulación placentaria, tratamiento farmacológico de ácido acetilsalicílico y doxilamina, piridoxina. En su primera valoración dietética, reporta ingestión insuficiente energético - proteica, así como una ingestión insuficiente de calcio, vitamina D, folato, y fibra. La paciente no realiza actividad física, y verbaliza mitos y creencias infundadas sobre alimentación en el embarazo. Los principales objetivos de la intervención nutricional son los de cubrir necesidades energéticas y proteicas con recomendación de 2280 kcal y 121 g de proteína, con adecuada distribución de macronutrimentos. Las estrategias de alimentación incluyen el establecimiento de patrón de alimentación saludable con alimentos tradicionales mexicanos predominante en frutas, verduras frescas, proteína de alimentos como huevo, leche y quesos bajos en grasa, leguminosas aves y pescado, semillas y grasas saludables como aguacate, cacahuate, chía, así como menor proporción de alimentos ultraprocesados y azúcares añadidos. Y el abordaje de la sintomatología gastrointestinal (náuseas y vómito) por medio de estrategias no farmacológicas y dietéticas. Se prescribe suplementación vía oral con complemento nutricional y multivitamínico del embarazo, suplementación con calcio y vitamina D (11). La intervención nutricional también incluye la educación en alimentos fuente de nutrimentos clave en el embarazo, promover la velocidad de ganancia de peso adecuada para embarazo gemelar y reganancia de peso perdido a las 18 SDG (12). Se ofrece consejería nutricional en estrategias conductuales para promover el cambio de conducta, y establecimiento de metas. Para el monitoreo se evaluará antropometría con la tasa de ganancia de peso semanal y por trimestre; marcadores bioquímicos como la curva de tolerancia oral a la glucosa en 24 a 28 SDG, proteína urinaria, hemoglobina y hematocrito, vitamina D sérica, y perfil de lípidos. En el dominio clínico, evaluación de la presión arterial, edema, náuseas y emesis, evacuaciones. Monitoreo de ingestión adecuada de energético-proteica, micronutrimentos, adherencia a suplementación y patrón de alimentación saludable; así como evaluación de autoeficacia, actividad física, mitos y creencias infundadas sobre alimentación y embarazo.
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Documento Digital Documento Digital Biblioteca José Luis Bobadilla Colección de Tesis TES M385e 2023 (Navegar estantería(Abre debajo)) Ej. 1 Disponible 056458

Proyecto de titulación (Maestría en Nutrición Clínica) -- Escuela de Salud Pública de México. INSP, 2023

La preeclampsia es un trastorno hipertensivo, multisistémico y progresivo del embarazo, asociado con un estado de hipertensión que aparece de novo y con mayor frecuencia después de la semana 20 de gestación y al término del embarazo (1). Esta afectación multiorgánica tiene como principal sintomatología la hipertensión, proteinuria, disfunción orgánica y complicaciones neurológicas, hematológicas, placentarias y la restricción del crecimiento fetal. Los mecanismos fisiopatológicos de la preeclampsia se asocian con la disfunción sistémica vascular, los cuales se relacionan con factores antiangiogénicos placentarios (2–4). Entre los criterios diagnósticos se encuentran la presencia de presión sistólica (PS) de 140 mmHg o diastólica (PD) de 90 mmHg en 2 o más ocasiones posteriores a las 20 SDG, o 160 mmHg de PS o 110 mmHg PD, proteinuria, trombocitopenia, insuficiencia renal, función hepática comprometida, edema pulmonar o, aparición de cefalea (1).
La preeclampsia es una complicación presente en 3 a 5% de los embarazos a nivel mundial, y es una de las principales causas de morbimortalidad materna y neonatal (5). En México, la preeclampsia es la principal causa de muerte por complicaciones del embarazo, ocasiona alrededor del 30% de las muertes maternas (6,7). Las complicaciones maternas de la preeclampsia a largo plazo incluyen el desarrollo de enfermedades crónicas y enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedad renal (2,8). Y complicaciones relacionadas con la salud fetal como nacimiento pretérmino y restricción de crecimiento intrauterino (9). El tratamiento médico de la hipertensión grave incluye el uso de fármacos antihipertensivos, así como el uso de sulfato de magnesio para la prevención de convulsiones en mujeres con alto riesgo de eclampsia (1).
Los principales factores de riesgo para el desarrollo de preeclampsia son la hipertensión crónica, presencia de diabetes tipo 1 o 2, enfermedad renal, enfermedad autoinmune, antecedentes de preeclampsia, y embarazo múltiple. Otros factores de riesgo moderados son el índice de masa corporal (IMC) >30 kg/m2, nuliparidad, historia familiar de preeclampsia, más de 10 años de periodo intergenésico, >35 años de edad materna, previas complicaciones obstétricas, y nivel socioeconómico bajo (1,10). La mayoría de los casos y muertes por preeclampsia pueden ser prevenibles con una atención médico nutricional oportuna y efectiva. Entre los Objetivos del Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas figuran la mejora de la salud en el embarazo, por tanto, resulta crucial dentro del papel del nutriólogo describir y aplicar estrategias nutricionales para la prevención de preeclampsia.
La nutrición juega un papel clave en la prevención y desarrollo de preeclampsia. Se han documentado problemas nutricios previos al embarazo que pueden aumentar el riesgo de preeclampsia, como lo es el consumo de un patrón de alimentación con exceso de grasas saturadas y azúcares añadidos. La obesidad pregestacional, la dislipidemia y alteraciones en el metabolismo de la glucosa, así como el sedentarismo son problemas nutricionales que se han asociado con el desarrollo de preeclampsia. Durante el embarazo también se han reportado en la literatura problemas nutricios que se asocian con mayor riesgo de preeclampsia como el consumo de un patrón de alimentación con exceso de grasas saturadas, trans y azúcares añadidos e ingestión insuficiente de fibra y omega 3. El estado de hiperglucemia (asociado a la diabetes gestacional), la tasa de ganancia de peso excesiva, así como la deficiencia de vitamina D y calcio se han asociado a mayor riesgo de preeclampsia. Las vitaminas y nutrimentos que participan en el metabolismo de la homocisteína como la vitamina B12, la vitamina B6, la colina y el folato también se han relacionado con mayor riesgo de preeclampsia.
En este contexto, se presenta un caso de paciente femenino de 30 años con diagnóstico de 12 semanas de gestación (SDG), embarazo gemelar iterativa que acude al Instituto Nacional de Perinatología. En la evaluación inicial reporta un peso pregestacional de 57 kg, e IMC de 23.2 kg/m2. Con peso actual de 53.2 kg, y pérdida de peso >6% en 12 semanas por hiperémesis. No se reportan valores bioquímicos alterados para el primer trimestre de embrazo. En el dominio clínico, se reporta un embarazo gemelar bicorial y biamniótico con adecuada circulación placentaria, tratamiento farmacológico de ácido acetilsalicílico y doxilamina, piridoxina. En su primera valoración dietética, reporta ingestión insuficiente energético - proteica, así como una ingestión insuficiente de calcio, vitamina D, folato, y fibra. La paciente no realiza actividad física, y verbaliza mitos y creencias infundadas sobre alimentación en el embarazo.
Los principales objetivos de la intervención nutricional son los de cubrir necesidades energéticas y proteicas con recomendación de 2280 kcal y 121 g de proteína, con adecuada distribución de macronutrimentos. Las estrategias de alimentación incluyen el establecimiento de patrón de alimentación saludable con alimentos tradicionales mexicanos predominante en frutas, verduras frescas, proteína de alimentos como huevo, leche y quesos bajos en grasa, leguminosas aves y pescado, semillas y grasas saludables como aguacate, cacahuate, chía, así como menor proporción de alimentos ultraprocesados y azúcares añadidos. Y el abordaje de la sintomatología gastrointestinal (náuseas y vómito) por medio de estrategias no farmacológicas y dietéticas. Se prescribe suplementación vía oral con complemento nutricional y multivitamínico del embarazo, suplementación con calcio y vitamina D (11). La intervención nutricional también incluye la educación en alimentos fuente de nutrimentos clave en el embarazo, promover la velocidad de
ganancia de peso adecuada para embarazo gemelar y reganancia de peso perdido a las 18 SDG (12). Se ofrece consejería nutricional en estrategias conductuales para promover el cambio de conducta, y establecimiento de metas. Para el monitoreo se evaluará antropometría con la tasa de ganancia de peso semanal y por trimestre; marcadores bioquímicos como la curva de tolerancia oral a la glucosa en 24 a 28 SDG, proteína urinaria, hemoglobina y hematocrito, vitamina D sérica, y perfil de lípidos. En el dominio clínico, evaluación de la presión arterial, edema, náuseas y emesis, evacuaciones. Monitoreo de ingestión adecuada de energético-proteica, micronutrimentos, adherencia a suplementación y patrón de alimentación saludable; así como evaluación de autoeficacia, actividad física, mitos y creencias infundadas sobre alimentación y embarazo.

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